Cubiertas verdes ¿son efectivas?
Últimamente se está escuchando mucho hablar de jardines verticales y cubiertas verdes. Desde ayuntamientos como Madrid Y Barcelona han tomado la iniciativa de implementar este tipo de estructuras con el fin de naturalizar los territorios urbanos y paliar la contaminación de sus ciudades. Las cubiertas verdes son las azoteas de los edificios donde, a través de tecnologías apropiadas, se han instalados plantas que cubren en parte o en su totalidad la superficie. Pero ¿son efectivas las cubiertas verdes?
Hay muchas razones para poner un jardín en el techo. Las cubiertas son meros “componentes funcionales» para la protección de la estructura del edificio. Las cubiertas imprimen carácter a edificios y barrios y cada vez más son consideradas como un recurso para generar nuevos espacios de ocio, atrayendo a los urbanistas que las percibimos como una manera responsable de contrarrestar la pérdida de espacio natural. Por otro lado, proporcionan soluciones para la gestión de las aguas pluviales y contrarrestan el efecto “isla de calor” en zonas densamente urbanizadas. Las cubiertas vegetales han permitido ampliar los recursos de la arquitectura contemporánea y proporcionan una nueva herramienta al paisajismo.
La naturaleza, hasta ahora arrinconada por el crecimiento urbano, cuenta con un nuevo aliado para expandirse en la ciudad.
Las cubiertas ajardinadas reducen el efecto “isla de calor”, es decir el calentamiento atmosférico urbano, humedeciendo el ambiente gracias a la transpiración de las plantas y el riego que mantiene húmedo todo el sustrato, creando así un clima más agradable. La pérdida de superficies naturales que se cambian por materiales como cemento, asfalto y ladrillos modifica drásticamente el clima urbano pudiendo aumentar la temperatura hasta 6°C en comparación con zonas rurales próximas. (Prof. HiroyukiYamada)
Aunque en un principio no tiene un precio económico (dependiendo de los metros cuadrados que tengamos) hay que verlo como una inversión a medio plazo ya que mejoramos la eficiencia energética del edificio gracias a la regularización de la temperatura mediante el aislamiento térmico que produce la vegetación. El sustrato, el riego y las propias plantas ayudan a tener un ahorro en la factura de energía dedicada a calentar o enfriar el edificio.
Hay diferentes estudios que hablan sobre esto e indican que de media el ahorro está en torno al 60%. Un caso concreto es el estudio que se realizó en la cuidad Kassel (Alemania). Sobre una cubierta de pasto se tomó la temperatura del aire tanto debajo del sustrato como debajo de la vegetación; los resultados mostraron que en verano la diferencia de temperatura entre la temperatura exterior y bajo la vegetación era de 12.5°C mientras que en invierno esta diferencia fue de 14°C. En las siguientes gráficas obtenidas de la revista ECOHABITAR se muestran las mediciones de verano (gráfica 1) e invierno (gráfica 2). Donde se aprecia esta fluctuación.
Las cubiertas vegetales funcionan como un filtro ambiental, contribuyendo a reducir polvo y elementos tóxicos en la atmósfera como la contaminación generada por fábricas y parques automovilísticos. El substrato, a su vez, filtra el agua de lluvia de las sustancias nocivas que esta pueda haber arrastrado.
Las cubiertas vegetales son capaces de retener hasta el 90% de la precipitación. Una buena parte de esta agua es devuelta a la atmósfera en forma de vapor y el resto fluye de forma retardada a los sistemas de desagüe, permitiendo disminuir el dimensionado de los sistemas de drenaje y reduciendo los costes asociados. Así pues en poblaciones con lluvias estacionales evitaría verter muchos metros cúbicos de agua a las calles y ayudarían a mejorar el rendimiento de los alcantarillados.
Bajo una cubierta vegetal la impermeabilización prolonga la vida útil. Al estar protegida de las radiaciones ultravioletas, las temperaturas extremas del invierno y del verano reducen los costes de renovación. También aíslan acústicamente y son capaces de mejorar la insonorización hasta 8dB, siendo una protección eficaz para edificios situados en entornos con alta contaminación acústica.
El rendimiento de las placas solares aumenta casi hasta alcanzar el 80% cuando se encuentran instaladas sobre cubiertas verdes. Dado que su eficacia disminuye un 0,5% por cada grado que la temperatura de la superficie sube por encima de los 25ºC, el efecto de enfriamiento de una cubierta verde puede mejorar significativamente la eficacia de los paneles solares. Existen en el mercado tecnologías apropiadas para la instalación de las placas solares sin dañar la impermeabilización, ya que el sistema de cubierta vegetal proporciona la carga necesaria para mantener la estructura estable.
Aunque podemos añadir alguna ventaja y beneficio más pensamos que estos son motivos más que suficientes para apostar por las cubiertas verdes. Así mismo a fin de integrarlos en el día a día de la ciudad, algunos de los usos que se les pueden dar a estos espacios recuperados son: parques infantiles o de esparcimiento, gimnasios e incluso piscinas y estanques son totalmente compatibles en la sinergia de cuidar a las personas y a la vez al medio ambiente.
No obstante otra apuesta verdaderamente increíble sería la de ubicar nuestro propio huerto orgánico en el tejado, como han hecho desde el restaurante Stedsans en el centro de la ciudad Copenhague. En él se aprovecha el invernadero de la finca de 600 m2, una azotea llamada ØsterGRO (http://www.cleansimplelocal.com) donde aparte de cultivar sus propios vegetales crían gallinas, abejas, gusanos y generan su propio compost.
Se abren iniciativas nuevas y magníficas que afrontan los nuevos cambios con ilusión y esperanza y poco a poco avanzamos hacia ciudades más habitables y sostenibles.
Artículo realizado por Belén Sánchez Baeza de Viviendo gota a gota. Conócelos en su web. Vale la pena.