Bidé. ¿Sí o no?
Si no tuvimos bastante con la polémica de “cocina, abierta o cerrada” volvemos a las andadas. Alguien tenía que decirlo… bidé ¿sí o no?
Lo conocimos en el baño de nuestros abuelos y ha campado a sus anchas por los pisos de media Europa durante décadas, pero fue en los 90 cuando empezó a desaparecer de nuestros aseos. ¿Por qué? ¿Capricho de interioristas? ¿Constructores ganando centímetros al baño? ¿Tendencia social?

¿Qué es un bidé?
Primero conozcamos a este perfecto acompañante del WC. De origen afrancesado, las primeras piezas se montaron sobre un caballete -de ahí su nombre bidé, caballito, en francés – también por la forma de sentarse en él. Empezó a ser usado por una parte de la nobleza del XVII. Se popularizó en Italia y no sólo para la higiene íntima, si no también para procurarse lavados anticonceptivos… todo un invento.
El baño, como cualquier estancia de nuestra casa, responde a unas necesidades y gustos, los nuestros. Por ello queremos un baño con ducha y sin bañera, o una bañera tipo jacuzzi con wc al lado, un lavabo de doble seno, un baño de cortesía minimalista… y la lista se hace infinita…
Pros y contras
Pero ¿qué nos da el bidé y qué nos quita? Nos quita el espacio necesario para su instalación, la conexión de fontanería, el desagüe, la grifería, el mantenimiento, complica la distribución y decoración del baño… quizás todo esto para ti ya sea un engorro y el argumento definitivo para no querer un bidé en tu baño. Enhorabuena.
¿Y lo que nos da? Los apasionados del caballito hablan maravillas de lo cómodo que es y lo bien que va como recurso higiénico express sin necesidad de entrar en la ducha; una lavada de cabeza rápida, una pedicura cómoda, algunos lo usan como pequeña bañera de mascotas e incluso como recipiente para lavado de ropa delicada. Tanta comodidad y versatilidad también son argumentos a favor. ¿Te hemos convencido?. Enhorabuena.
En cualquier caso la decisión es tuya, toca mojarse – ejem – y decidir si quieres bidé en tu baño, sí o no. Viviendea va de esto, de decidir, pedir y configurar tu baño a tu medida. Tu baño, tu cocina, tu salón, tu vivienda… mandas tú, porque es para ti. Enhorabuena.