A la hora de realizar una inversión inmobiliaria el sistema de ahorro es fundamental. Puede ser que ya tengas lo necesario para pedir una hipoteca, es decir un 30% del valor total del inmueble. Pero tras la compra de vivienda hay que hacer frente a los gastos de la hipoteca y otras inversiones, como muebles, o servicios como el camión de las mudanzas, etc. Uno de los mayores miedos a la hora de comprar una casa es la descapitalización, y no es para menos. Por eso te compartimos una serie de consejos para mantener tu ritmo de ahorro y tener siempre dinero disponible para gastos e imprevistos.
1. Márcate un objetivo permanente.
Uno de los errores fundamentales tras una gran inversión inmobiliaria es no haber tenido en cuenta el descubierto. Es decir, tras una gran inversión siempre debe quedar suficiente capital en tus cuentas para hacer frente a nuevos gastos. De hecho, esta es una costumbre que debería mantenerse incluso en esos momentos de nuestra vida en la que no tenemos un objetivo concreto. Márcate un objetivo permanente de ahorros, una cantidad suficiente para hacer frente a imprevistos. La cantidad puede depender de muchos factores, como tus ingresos o si tienes personas a tu cargo. Lo importante es que una vez marcado y logrado este objetivo, tu cuenta de ahorro siempre mantenga este crédito disponible. Así pues, agrega a este 30% del valor del inmueble, la cantidad suficiente que debe quedar en tu cuenta de ahorros tras la compra de la vivienda.
2. Prioriza tus gastos recurrentes.
Esta recomendación la habrás oído mil veces, por lo que puede parecerte una tontería, pero no lo es. Hay gastos recurrentes que son fijos, como las suscripciones, otros son variables, como el combustible o el gasto energético. Revisa tus gastos recurrentes y quédate solo con aquellos que sean realmente necesarios. Si hay suscripciones que no disfrutas todos los meses, puedes cambiarlos a cuota mensual en vez del plan anual. En principio puede parecer que estás ahorrando al seleccionar planes anuales, pero si no haces un uso continuado puede que sea más inteligente darte de alta y de baja según vayas a aprovecharlo. Porque no todos los gastos recurrentes tienen un uso continuado, y si no lo usas, date de baja.
Cuidado con los gastos hormiga.
Los gastos hormiga son esos pequeños gastos que hacemos diariamente y que parecen poca cosa, como el café diario o el almuerzo. Procura reducir estos gastos y buscar alternativas, como llevarte el café de casa o incluir en tu compra mensual el almuerzo y comer en la oficina.
Nada de vicios.
Ya sabemos que no es lo que quieres oír, pero el consumo de tabaco es uno de los gastos recurrentes que más perjudican a tu economía. Si quieres ahorrar, es una de las primeras cosas que debes plantearte eliminar.
Revisa tus gastos en transporte.
El combustible cada vez es más caro, eso significa que nuestros gastos recurrentes en desplazamientos son cada vez más altos. Para compensar esta subida lo mejor es evitar el coche en desplazamientos cortos. Opta por el transporte público dentro de la ciudad, ya que es en recorridos urbanos donde el consumo de los vehículos por combustión es mucho más alto.
3. Guarda tu dinero en dos o tres cuentas.
Según los expertos el número de cuentas ideal es tres. Así podemos dividir nuestro dinero en ahorros, pago de facturas o recurrentes y gastos diarios. Pero como las condiciones de los bancos no son propicias para esta organización, ya que muchas cuentas exigen ingresos mínimos más la contratación de algún servicio, puedes organizarte en dos cuentas. Una cuenta para los gastos y pago de facturas y otra para nuestros ahorros. Lo ideal es que la cuenta bancaria para gestionar los gastos sea la misma en la que ingresamos el salario. Esta puede ser una cuenta con condiciones, como el uso de la tarjeta de crédito o ingresos mínimos mensuales. La cuenta para nuestros ahorros debe ser una cuenta de ahorro o una cuenta libre de condiciones.
4. Pregúntate por qué, antes de gastar.
Antes de hacer cualquier gasto plantéate hasta qué punto es un gasto superfluo o una inversión. Así evitarás gastos extra. Por ejemplo, si a tu armario le faltan básicos, antes de invertir en prendas especiales u originales, invierte en una prenda que vayas a utilizar a menudo. Cuando tengas ahorrado algo extra puedes darte un capricho, pero es importante que tu mentalidad se centre en tu objetivo de ahorro. Evita las compras por impulso y espera al momento adecuado para comprar.
Prioriza el pragmatismo.
Al hilo de lo anterior, al igual que en el ejemplo de los gastos en ropa, aplícalos a todo. Por ejemplo, en la comida y otros enseres. Compra siempre aquello que te sea más útil y vayas a emplear. Por ejemplo, para qué comprar ingredientes que no sabes en qué recetas incluir si puedes invertir en otros productos saludables y de uso cotidiano, como huevos o lácteos.
5. No te fíes de las ofertas y los descuentos.
Las ofertas y los descuentos no siempre nos salen a cuenta. Nos invitan a gastar en cosas que no teníamos pensado comprar. Búscalos y aplícalos en productos que ya estaban en tu lista de la compra. Y no te olvides de revisar las otras marcas, en muchas ocasiones la oferta de una compañía sigue siendo más cara que el producto de otra en condiciones normales. Observa los precios de los alimentos al Kg y compra aquellos productos que estén cerca de la fecha de caducidad sólo si se van a consumir pronto.
Comprar fuera de temporada para ahorrar.
Este truco se puede aplicar a la ropa, por ejemplo, encontrarás ropa de verano más económica en invierno. Pero no se puede aplicar a los alimentos, ya que aquellos que están fuera de temporada son importados y generalmente más caros. Pero hay muchos productos a los que podemos aplicar esta norma, como los accesorios para hacer deportes de invierno o de verano, o electrodomésticos como estufas y aires acondicionados. Allá donde se aplique la norma de la oferta y la demanda. Pero ten en cuenta que no serán inversiones a corto plazo y que encontrarás menor variedad.
6. Ahorra en los gastos de tu casa.
Los gastos de luz y agua son uno de los mayores quebraderos de cabeza en estos momentos, así que vamos a darte algunos trucos para bajar el consumo doméstico y que puedas notar cambio a final de mes.
No abuses de la calefacción.
Basta con mantener la vivienda a 20º, ya que cada grado de más aumenta el consumo un 10%. Puedes sustituir los calefactores por bombas de calor, que consumen un 30% menos que un radiador. Y tampoco se trata de ir en abrigo en casa, pero una buena bata te ayudará a estar calentito y cómodo en casa.
Pinta las paredes de colores claros.
Agrega espejos y ventanas con cortinas translúcidas y enciende las luces solamente cuando sea necesario, verás como se reducen las horas de consumo de luz.
Carga el lavavajillas y la lavadora.
Aprovecha toda la capacidad de los electrodomésticos y utiliza la temperatura óptima, y si es posible, lava en frío.
7. Múdate cerca del trabajo.
Ahorra en tiempo y dinero en los desplazamientos, vivir lejos del trabajo es muy caro. Mudarse cerca del trabajo es lo que históricamente hacían las personas de bajos ingresos. Si tu contrato es fijo y estable, plantéate esta opción. Además de ahorrar dinero, ganarás en calidad de vida al acortar desplazamientos.
¿Ya sabes dónde quieres mudarte? Entra en viviendea.com y cuéntanoslo, se lo contaremos a las personas que harán realidad tu vivienda de obra nueva, mientras tú sigue estos planes de ahorro para estar preparado cuando el momento llegue.