No, no se trata de un chiste, aunque lo parezca, pero es que no hay manera de ponerse de acuerdo cuando se trata de pedir, de elegir, de decir lo que queremos, lo que nos gusta… porque ¿qué tiene en común la cerveza, una pizza, la paella, la tortilla, el café, unos churros y tu futura casa?
Además de que todos están relacionados con nuestros momentos gastronómicos más personales, resulta que no hay dos personas que coincidan en los ingredientes, en la temperatura o en la forma de tomarlos. No hay mesa de bar, tasca, restaurante o domicilio que no incluya una variopinta muestra de nuestros caprichos en el momento de echarnos algo a la boca.
Café, cortado, bombón, carajillo…
Escuchar una comanda de cafés suele estar a medio camino entre un jeroglífico egipcio y un trabalenguas, versión plus dependiendo de la provincia en la que te encuentres… La tortilla lleva años enfrentando a los apasionados de la cebolla y a sus detractores. Con la piña en la pizza hemos llegado a rupturas sentimentales, intentos de asesinato y escarnio público. Y si hablamos de la Paella, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, los conflictos gastronómicos llenan telediarios e hilos de tuiter por igual.
Tu casa a tu gusto, siempre
Hemos intentado retratar en nuestra campaña “A tu gusto” toda esta idiosincrasia. Al final, de lo que se trata es de poner en valor lo que nos gusta a cada uno de nosotros y nosotras. Lo que necesitamos es claramente variopinto, aunque todo el mundo pide lo mismo, al final lo hace suyo y quiere que coincida con sus necesidades, sean del paladar, del estómago o de su orgullo gastronómico.
De churros, nada
Pues lo mismo, pero con tu casa. Así de simple. Todos queremos una vivienda, pero nadie quiere cuatro paredes, o al menos no las quiere colocadas igual que las del vecino. Por eso hay que dejar de hacer casas como churros, no todo vale y no todo le vale a todos. Dentro de lo que son los estándares de la construcción, salvando la rentabilidad, las modas y las tendencias, si nos dejaran total libertad para decidir dónde y cómo colocamos nuestros rincones, puertas, ventanas, grifos y terrazas, saldría, al fin, el arquitecto que todos llevamos dentro.
¿Cómo quieres tu casa?
Todo esto para contaros que Viviendea va de eso, de poner en valor lo que cada uno necesita y le gusta, de jugar a ser arquitecto, de dar oportunidad de diseñar tu vivienda según tus gustos y necesidades, poniéndote el primero en el proceso inmobiliario y permitirte que llenes tus rincones de piña o de cebolla, que le pongas al balcón el doble de centímetros y pidas bidé en el baño… Será tu casa, será para ti y la vas a pagar tu. Y si eres de descafeinado de máquina con la leche fría y dos sobres de azúcar moreno, pues… bienvenido a Viviendea.