Angel Díaz nos propone un juego narrativo… ¿cuántas innovaciones tecnológicas eres capaz de encontrar en esta historia? Su protagonista, Álvaro, vive, trabaja, paga sus compras e incluso adquiere una vivienda totalmente online. Todo sucede en un futuro próximo, o quizá no tanto…
Volar en tiempos de pandemia
Álvaro acababa de aterrizar en Madrid, llegaba de Londres en plena pandemia. Poder volar había supuesto toda una odisea, entre controles de temperatura, pruebas PCR y cientos de protocolos de seguridad. A pesar de las restricciones y de las dificultades de movimientos tuvo que cerrar una operación de forma presencial, en aquella ocasión no le sirvió ni Zoom ni Meets… En Londres había conseguido llegar a un acuerdo de colaboración entre su startup proptech y una compañía local todavía muy del siglo pasado. A pesar de todo, estaba feliz.
Pagar un café ya no es lo que era. Comprar un loft, tampoco
En Heathrow pagó su café en GBP – libras esterlinas – y al llegar a Barajas utilizó la misma tarjeta VisaCoinbase de su teléfono para pagar el tercer café del día. Esta vez prefirió pagar con Bitcoin, pues el valor de esta moneda seguía subiendo. Sonrió mientras guardaba el terminal, estaba encantado con las facilidades del pago en diferentes monedas fiat o en criptomonedas, indistintamente y en cualquier parte del mundo y desde cualquier dispositivo… ¡Ay, si su abuelo levantase la cabeza…!
Mientras caminaba al encuentro con su Cabify, recibió una notificación destacada en su muñeca, le pidió a Siri que le leyera el correo en el teléfono y escuchó en sus AirPods que ya le había llegado el documento de arras para firmar digitalmente a través de ValidatedID. Iba a comprar a un fondo americano un viejo ático en El Born, en Barcelona. Durante las 72 horas de confinamiento en Londres antes de poder volar, realizó una visita virtual al inmueble; estaba enamorado de aquel loft en pleno barrio gótico barcelonés. Era el momento de comprometerse a comprarlo con su firma digital sobre el contrato. Consiguió un precio por debajo de su valor en el mercado, aunque debía reformarlo completamente. En fin, las obras no le entusiasmaban, pero no todo iba a ser tan sencillo…
Tokenizando, que es gerundio
Álvaro necesitaba liquidez para afrontar la compra y la reforma de su loft. Primero utilizó un broker online para conseguir una parte de la inversión mediante un préstamo hipotecario, que le permitió acceder a mejores condiciones que las que le ofrecía cualquier banco, y hacerlo además sin colas ni esperas en sucursales. ¡Aquello era un lujo, cómo no lo había descubierto antes! Por otro lado, para hacer frente a la reforma del piso, consiguió acceder a una tokenización de deuda con Real Fund. La tokenización le permitía conseguir financiación alternativa, mediante la emisión de deuda basada en su activo inmobiliario, y digitalizada con tecnología Blockchain. Esa deuda podría ser adquirida por pequeños inversores, democratizando así la inversión inmobiliaria y a Álvaro le permitiría completar los fondos que necesitaba para toda la operación. Todos contentos.
Álvaro tenía un plan
Una vez finalizara la reforma, quería que aquel piso tuviese un estilo acogedor y cálido, que predominara el hormigón combinado con madera y lino, con mantas en el sofá, luz difuminada, fragancias suaves y algunas plantas. Le encantaba el estilo de la diseñadora de interiores Dounia Slaoui, a la que había descubierto tiempo atrás en el magazine de Viviendea, aquella startup que se había propuesto darle la vuelta al sector inmobiliario y que lo estaba consiguiendo.
Con el piso reformado, amueblado y decorado, llegaría el momento de arrendarlo para así pagar toda la deuda contraída, y conseguir una pequeña renta. Como gran apasionado del ecosistema Fintech y Proptech, Álvaro decidió contactar con una empresa tecnológica que conectaba a propietarios con compradores e inquilinos de vivienda mediante un sistema P2P. Aquella empresa ahora ya era una gran Compañía que facturaba millones de euros, e incluso había conseguido uno de esos anuncios con una música pegadiza, personajes disfrazados y un toque de humor. Esa propuesta de valor mejoraba en mucho a los métodos pretecnológicos y se moría de ganas de probar sus bondades.
Buen ojo para los negocios
Y es que Álvaro tenia una startup especializada en programación de soluciones en Blockchain. La cadena de bloques ya llevaba una buena temporada en boca de todo el mundo, había supuesto una disrupción en diferentes sectores: supply chain, finanzas, criptomonedas, IoT, y un largo etcétera. Álvaro supo ver ese valor a tiempo, y especializó su carrera en el desarrollo de diferentes casos de uso de Blockchain. Tenía buen ojo, para los lofts y para los negocios.
Además, vendía estas soluciones como un servicio mensual como Software as a Service (SaaS) y rápidamente convirtió su startup en una de las más interesantes del momento para los inversores. Diferentes aceleradoras y algunos venture capital ya andaban siguiéndole la pista. A ello también ayudaba el hecho de contar entre sus clientes a Compañías como la cripto-financiera Coinbase, la empresa de servicios de firma digital ValidatedID, un broker online, una empresa de tokenización de activos como Real Fund, y una de esas plataformas proptech que pone en contacto a propietarios y compradores de vivienda y que todos conocemos.
Barrio Sésamo o el paradigma del ecosistema colaborativo
El caso de Álvaro nos demuestra que el ecosistema Proptech siempre ha necesitado de colaboración, como sucedía en Barrio Sésamo. Son necesarias alianzas estratégicas con diferentes partners que puedan ofrecer servicios o productos que no forman parte del vertical propio.
La mejor manera de avanzar es tener muy claro el expertise y dedicar el tiempo suficiente a aquello que es el core en tu negocio. Todo lo que sea accesorio, limitarlo. Y lo que aporta valor pero no proviene de tu vertical, se ha de conseguir mediante esas alianzas estratégicas. El Blockchain ha llegado para revolucionar procesos y servicios en multitud de sectores; también en el Proptech. Y lo consigue de forma silenciosa. La mayoría de gurús informáticos lo califica como la mayor disrupción tecnológica desde el nacimiento de Internet. Y de la misma manera que la red de redes, su éxito no es inmediato, necesita de un desarrollo y una regulación. Seguramente aquellos modelos de negocio que acaben produciendo la disrupción no sean los que conocemos, del mismo modo que el viejo Netscape no aguanta la comparación con el actual Chrome (si al leer Netscape te ha caído la lagrimilla, considérate viejoven como mínimo) pero, si hay una tecnología que permite una colaboración entre partes, incluso entre las que no existe conocimiento o confianza previa, es el Blockchain y los smart contracts.
Es un nuevo paradigma empresarial, el de la colaboración entre partes trustless, que sirve para poner al cliente en el centro y dedicarse especialmente a la experiencia de usuario, y partiendo siempre desde el Design Thinking. Álvaro pensaba en todo esto mientras llegaba a su casa en Embajadores, en Madrid. Allí, estirado en su pequeña terraza, recordaba cómo le costó cambiar el chip, situar al cliente en el centro y colaborar con otras startups. Cogió la tableta para leer las noticias. Titulares referentes a la vacuna del COVID. Barça y Madrid andaban perdidos en la Liga. Partidos políticos a la gresca y sin conseguir ningún avance para la sociedad, más de lo mismo…
Por muy futurista que parezca la historia de Álvaro y las tecnologías que utiliza, por los titulares habréis adivinado que no estábamos en el año 2100. Todo sucede en 2021 y todas estas tecnologías las tenemos YA aquí. ¿Cuáles utilizas tú o tu empresa?
Por Angel Díaz Extremera. Conoce mejor a Angel en su perfil de Linkedin.
Angel es CEO de BetterHipotecas
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